Venecia sin tí
"Que profunda emoción recordar el ayer
Cuando todo en Venecia, me hablaba de amor "
Mi imaginación preferiría que la llegada a la Serenísima República no hubiese sido en tren y a la estación Santa Lucía. Es cierto que fue a la vez curioso y emocionante recorrer la vía sobre la laguna,
y una vez allí salir y verificar con nuestros propios ojos esa realidad acuática que desafía el sentido común. También es verdad que tironeando de las múltiples valijas bajo la persistente llovizna, haciendo equilibrio en las pasarelas remanentes del fenómeno del Acqua Alta de la noche anterior, maniobrando con el equipaje al cruzar los infinitos puentes escalonados, así y todo el nudo en la garganta no desaparecía.
Luego llego la paz de Cannaregio, el sestiere (barrio) en el cual nos alojaríamos; ex ghetto judío entre 1500 y 1800. Con muchísimos menos turistas y casi cayendo a la laguna.
Dicen que a Venecia se la ama o se la odia; llegué con expectativas bajísimas (demasiados turistas, contaminación acuática, decadencia edilicia) y cuando al fin estuve allí, fue amor a primera vista.
Nuestra estancia allí
Nos alojamos en el Hotel Tre Archi
En el cual se encuentran los Ghetto Vecchio e Nuovo degli guglie y la Chiesa di Santa Maria dei Miracoli.
En dónde se destaca la Basílica dei Santi Giovanni e Paolo. También vimos la Riva degli Schiavoni y la Iglesia de San Zacarías.
Piazza de San Marcos, donde se destacan la Basílica de San Marcos, el Palacio Ducal, el Campanario y el Puente de los Suspiros.
Al terminar la jornada, comimos 1 Bigné allo Zabaione y otro con crema.
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