En mis sueños yo llegué a Venecia de otro modo. Quién sabe, tal vez alojado en el lujoso hotel de Morte a Venezia, luego de recorrer las playas del Lido (y de ver alguna función durante Festival Internacional de Cine en el Palazzo del Cinema), hubiese abordado el vaporetto y me hubiera sentado cómodamente en la pequeña cubierta a disfrutar de la vista.
El sol del Véneto a veces nos acaricia con una luz única. Y entonces vemos a la distancia surgir de las aguas a una ciudad irrepetible, las más singular de todas. Es una experiencia verdaderamente inefable acceder así a la magnificencia del Gran Canal, no hay palabras para la sucesión de palacios, pero tampoco las hay al ver una góndola solitaria en medio de
tamaña masa de agua, como una cáscara de nuez flotando a la deriva.
Nuestro día en el Lido:
Desayunamos en el hotel Tri Archi. Tomamos el vaporetto 1 por el Gran Canal desde la Estación Ferrovía hasta la Estación Lido. Caminamos por el Gran Viale Santa Maria Elisabetta y llegamos a la playa. Caminamos por una parte del Sendero ecológico. Comimos pizza de salame picante en Beppi. Volvimos a caminar, esta vez por la costanera de la laguna y finalmente volvimos a tomar el vaporetto hasta la Estación Salute.
Recorrido por otros sestieri de Venecia:
Dorsoduro (el barrio de los estudiantes)
San Polo (donde se encuentra el principal mercado)
Santa Croce (llamado así por una iglesia ya demolida)
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