Comenzamos el día visitando la Iglesia de Saint-Germain-l'Auxerrois. El dato más destacado que teníamos era que allí se había casado la actriz Eva Longoria; sinceramente no puedo imaginar la razón superficial (el lugar no está muy cuidado, la estética no es la mejor) o profunda (¿tendrá alguna vinculación a su historia personal?) que puede haber hecho que la eligiera.
Luego fuimos al Pont Neuf (que de nuevo no tiene nada) y a ver la estatua ecuestre de Enrique IV (alias el "viejo verde", yerno de Catalina de Médicis a quien se atribuye la frase "Paris vaut bien une messe") en la Place du Vert-Galant (que tiene muchos "candados del amor" dejados por enamorados).
Consultamos por el crucero por el Sena que teníamos reservado en Vedettes du Pont Neuf y nos dijeron que estaba interrumpido por el nivel del río, que reclamáramos el reembolso en la Oficina de Turismo -afortunadamente no lo hicimos porque más tarde bajaría y se pudo concretar-).
Los edificios de la Conciergerie y el Palais de Justice son muy llamativos. Pero nuestra ilusión estaba puesta en ver la Sainte-Chapelle. Ingresamos y nos decepcionamos un poco, hasta que nos dimos cuenta que teníamos que subir a la planta alta que sí, es deslumbrante.
El ascenso por las Torres de Notre Dame, más de trescientos escalones, no es recomendable para gente con problemas en las rodillas (o de motricidad en general).
En la Cripta Arqueológica (Lutecia) se puede ver la historia de la ciudad desde la época de la tribu gala de los Parisii, incluyendo hacerse una postal con la propia efigie al estilo de las monedas de la época.
No todo lo insular de esta ciudad ser reduce a la Île de la Cité (no confundir con la Île-de-France), la Île Saint-Louis, más pequeña, también guarda su encanto. Y se puede disfrutar allí de un helado en la Heladería Berthillon.
El Institut du Monde Arabe es uno de esos museos en los cuales el contenedor compite con el contenido; el edificio es arquitectónicamente peculiar.
En el Quai de la Tournelle buscamos la Rue de Chat qui Pêche, la más estrecha de París. Graciosamente se cumplió la letra de la canción de María Elena Walsh: Peligroso es andar por la ca la calle del ga del gato que pes que pesca y después se esconde y escapa pa pa pa. Lo ves o no lo ves al gato que pes allí, allí sentado en su ventani. A la gente que pasa distraí el gato bandi con caña y anzue les pesca el sombre sombrero y el moño ño ño ño. Lo ves o no lo ves al gato que pesca...
Tal cual; se escondió y no lo encontramos. Así que nos tuvimos que conformar con una foto en la célebre librería Shakespeare & Co; no hay que rehuir del lugar común, pero creo que el mayor valor sería comprar un libro allí, para alguien de habla inglesa (o que se las rebusque).
( Pueden encontrar las fotos correspondientes en mi cuenta de INSTAGRAM @elviajeroinvernal )
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